jueves, 18 de marzo de 2010

La realidad de la representación.

Los spots publicitarios que se han venido visualizando acerca de la “reelección o castigo” de los integrantes del Congreso de la Unión, me puso a meditar en el grado de perversidad que puede estar detrás de dicha propuesta, ya que se ha visto que los que ostentan cargos públicos, una vez que terminan uno, ya están más que listos para ocupar otro y así se le pueden pasar de un cargo a otro, lo importante es seguir en el “poder”, y ahora hacen campaña para convencer a la ciudadanía de que si cumplen con lo prometido, entonces pueden se reelectos, pero si no, el castigo sería no votar por ellos, ¿eso es un castigo, el no votar por ellos por segunda ocasión?, verdaderamente es de risa cómo se ha estado manejando la “propuesta”, de hecho en su mayoría, sólo cambian de puesto, pero siguen con el dedo en la llaga, permaneciendo en lugares donde pueden controlar gente, recursos, decisiones, etcétera. La naturaleza del ser humano se muestra una y otra vez en este tipo de situaciones, ya se ha comentado que tres aspectos mueven al mundo: sexo, dinero y poder, y éstos van de la mano, si se tiene un de ellos, se buscan los otros dos.

La población elige representantes que en principio deberían “representar” los intereses del pueblo, y con todo lo que se ha politizado las situaciones, dudo mucho que realmente se quiera permanecer en el cargo para beneficiar a la comunidad, más bien dicho, el miedo del que cada uno somos víctimas nos hace actuar de determinada manera que se quiere asegurar que el estatus quo cambie o no, dependiendo del lugar en que se esté o de la posición que se tenga, económica, política, social y culturalmente, como lo mencionó una compañera en clase: “cada uno tiene un pequeño burgués por dentro”

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