martes, 23 de marzo de 2010

Cada quien construye su muro.



The Wall (1979), una creación de Pink Floyd, banda británica de rock, es una fotografía de la vida de una estrella ficticia del rock llamada "Pink", quien padece una serie de transtornos mentales debido a los traumas que desde la infancia sufrió como la muerte de su padre en la Segunda Guerra Mundial, una madre sobreprotectora, la educación opresora de la entonces Gran Bretaña, sus desencantos amorosos, la fama por ser una figura importante en la música, el consumo de drogas, etcétera, contribuyen a que él sienta una soledad inmensa porque así se percibe en la producción, construyendo todos estos aspectos un muro imaginario que lo lleva a aislarse para no sufrir más, destruyéndose más de lo que ya interiormente estaba, pues eso interno sale al exterior, se manifiesta en forma tal que se autodestruye.

Me parece muy buena la realización que se hizo combinando la música y la expresión visual, muy acorde a la letra y la música, a través de esta obra, se nos muestra una de tantas realidades; todos cuando crecemos somos parte de lo que recibimos en la infancia, y somos en parte el resultado de lo que vivimos, y me disculpo por generalizar, ya que aquí sí cabe ese supuesto, cada vivencia que tenemos en nuestro paso por la vida nos marca, para bien o para mal, así tengamos una vida de amor o desamor, vivamos en libertad o libertinaje, así permitamos o no permitamos, el mundo, el entorno influye en nuestra condición y calidad humanas. El carácter se forma o se deforma, esto es una realidad que vemos cada día en la casa, en el trabajo, en la escuela, en fin, si llegamos a formar conciencia, dejaremos que en lo menos posible el mundo nos absorba, pero si no, construimos un muro que podrá llevarnos incluso a la autodestrucción.

Cada uno edifica o destruye, de la misma forma beneficiamos o perjudicamos, sea con un hacer, no hacer o dejar de hacer, a veces sin concientizar siquiera que necesitamos ayuda.

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