viernes, 7 de mayo de 2010

El valor del conocimiento en el siglo XXI.

Conocer significa entender, saber, averiguar[1], etcétera; en la vida todos hemos pasado por este proceso y de hecho aun no termina, siempre conocemos, el valor que le asignamos es incalculable, un individuo no tiene el mismo conocimiento que otro, podemos coincidir en algunas cosas pero en otras nada que ver.

El conocimiento no es tangible, se concibe, se tiene pero no se puede tocar como el decir tengo una propiedad material, a la cual sí se puede y se ha fijado un valor económico y monetario.

Hoy día en seminarios de discusión se habla de conocimiento tradicional, aun no hay un acuerdo entre la academia que lo definan de forma que haya una aceptabilidad total, pero en lo que sí hay puntos de acuerdo, es en que se relaciona al conocimiento que forma parte y se ha adquirido por mucho tiempo por pueblos y comunidades indígenas, que implican un beneficio, ya sea a la salud, a procesos de producción de alimento, a la pesca, al cultivo, en fin en muchas otros aspectos, que seguramente muchos ni si quiera tenemos idea de todo lo que ello implica.

Grandes empresas han girado su atención a ese conocimiento que representa obviamente jugosas ganancias, así por ejemplo se puede patentar una fórmula que se constituya por plantas llamadas medicinales, que de no ser por ese conocimiento adquirido a lo largo de los años, seguro no sabríamos que gordolobo tiene efectos que combaten problemas en las vías respiratorias.

Actualmente participo en un proyecto denominado: Conservación, desarrollo, aprovechamiento social y protección de los conocimientos y recursos tradicionales en México, en la que participan la UNAM y una parte de la comunidad europea, entre otros socios, así pues se han puesto al análisis temas como qué es el conocimiento tradicional.

Desde el punto de vista jurídico, nos hemos puesto a revisar algunas cuestiones relacionadas a la legislación que existe contiene elementos que nos permitan la protección del conocimiento tradicional, para lo cual lamento exponer que no hay suficientes herramientas que nos permitan tal protección. Las disposiciones resultan ambiguas, con lagunas y antinomias.

Es importante difundir el conocimiento, pues ello nos permite una mejor calidad de vida, estar más informado, pero qué sucede cuándo ya estamos hablando de una apropiación de conocimiento, es a caso que le pertenece a alguien o algunos el conocimiento, si no le pertenece a nadie, entonces cómo obligar a quien o quienes lo tienen a que lo transmitan, la realidad en el siglo XXI surgen nuevos aspectos a reconsiderar como lo público y lo privado, cómo se construye el conocimiento, ética, etcétera.


[1] http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=conocer, consulta del

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