domingo, 9 de mayo de 2010

El matrimonio y su concepción en la posmodernidad

El matrimonio durante muchos años en México se concibió como la unión de un hombre y una mujer con el fin de procrear y de ayuda mutua; actualmente el derecho ha reconocido la unión de dos personas que se unen con la finalidad de ayuda mutua, esto ha sido un hecho a lo largo de la historio, las preferencias sexuales de una persona hacia otra de su mismo sexo no es novedad, sólo que como grupos minoritarios han exigido ese reconocimiento. Desde el punto de vista jurídico si lo que se buscaba es el reconocimiento que implique los mismos derechos que la institución de matrimonio como lo conocíamos antes no creo que haya habido necesidad de cambiar el concepto, porque en el Distrito Federal se creó la Ley de Sociedad de Convicencia donde se establece ese reconocimiento de la unión entre personas del mismo sexo, así como sus derechos y obligaciones.
Si de adoptar se trata, me parece que el interés de menor se expone porque no puede decidir si es de su agrado crecer entre personas del mismo sexo, en donde indistintamente cualquiera de las partes podría asumir la figura de la madre o el padre, es ir contra natura, porque si el hombre se equivoca, la naturaleza no. De por sí al adoptar un menor por mujer y hombre es incertidumbre, considero que entre personas del mismo sexo más, porque para ello nos falta mucho para estar preparados, tal vez sería menos arriesgado si se asegurara una sanidad mental y emocional, así como psicológica para el menor, pero como casi siempre sucede la realildad nos rebasa.
Por otra parte el otro aspecto que no se adquiere al estar en concubinato y en sociedad en convivencia es el estado civil, lo cual me gustaría saber de propia voz de las personas que tienen preferencias sexuales por personas del mismo sexo, si eso les interesa realmente y por qué.
No creo pertinente ni justificado el por qué cambió el concepto del matrimonio, pues no hay suficientes argumentos para ello, sin embargo esto se dió, no hay nada mejor que el tiempo diga lo que tiene que decir.

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