domingo, 4 de abril de 2010

Se vale rectificar.

Siempre llama nuestra atención el ver, oír y saber sobre alguna figura pública, y las razones pueden ser diversas, sea que se trate de un personaje de la farándula, un político, o de quien de alguna forma ha sobresalido por situaciones que le han puesto ahí, en el blanco. Días pasados en zócalo capitalino, observé las expresiones salidas de un actor y cantante, Ernesto Dalesio, quien al igual que otros, se ha ventilado parte de su vida privada, esto es una constante del precio que se paga por ser un personaje con fama, incluso de algunos otros que no son conocidos como él. Las palabras que salieron de su boca fueron de una vida de fe, sí reflexionando sobre su vida pasada, lo que fue, lo que quedó atrás y ahora hacia lo que está al frente. Realmente admiro el valor que tiene en reconocer públicamente que aceptó haber estado equivocado en la vida que antes llevaba, y que actualmente su estilo de vida cambió, de hecho le noto diferente en su aspecto físico, su semblante refleja una actitud distinta.

Un cambio de vida se vale para todos, y ahora profesa su fe en Jesucristo en quien encontró un paradigma a seguir, tanto, que dijo que ahora cree en el matrimonio, institución a la que anteriormente no daba crédito. Si nos centráramos a indagar con más profundidad sobre el por qué no creía antes, seguramente nos encontraríamos con una vida marcada desde la infancia por una serie de vivencias en el seno familiar, donde su progenitora ha tenido un sin fin de altibajos, que han sido divulgados por los medios de comunicación. Esta situación no es única en esta familia, sólo que se convierte en nota amarillista por tratarse de personas famosas y que por morbo a muchos les es noticia.

La realidad de muchas familias se asemeja a lo que este joven ha vivido, existen familias totalmente desintegradas que traen como consecuencia una pérdida de valores y por lo tanto, repercute en la sociedad, pues las actitudes que se asumen por los actores de estas vivencias, resultan ser en perjuicio del resto de la gente, se genera un resentimiento y una actitud negativa ante las instituciones como el matrimonio, no se cree en, porque no se ve funcionalidad alguna.

Diario se nos presenta una nueva oportunidad de vida, de reconsiderar nuestros caminos, de sentarnos a reflexionar sobre lo que en el día se presentó, de ser mejores hijos, hermanos, padres, alumnos, trabajadores, etcétera, de darnos un tiempo donde detenidamente hagamos las cosas por convicción y compromiso, no de forma automática o mecánica, sino con conciencia de que lo que hoy sembremos, adelante cosecharemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario