lunes, 12 de abril de 2010

Persona, una creación artificial

Las empresas son creaciones artificiales construidas a partir de las necesidades del hombre, en virtud de una estrategia de organización para poder obtener jugosas ganancias monetarias. En el ámbito jurídico se le ha reconocido como una persona moral, el segundo adjetivo no sé el por qué se le atribuye tal, porque si de moral hablamos, se entiende en otra connotación. La realidad es que hoy día las corporaciones han alcanzado tal relevancia, que incluso se vislumbra mayor que la de una persona física, de un ser humano cualquiera que este sea.
La corporación está conformada por varias personas, sea la denominación que sea, el hecho es que ante la problemática que un trabajador puede tener con la empresa que lo contrató, el resposable ante los tribunales no es una persona física, sino una empresa que representa un poder económico, y ante la globalización, tal parece ser que todo ha comenzado a girar en torno a esas grandes corporaciones, al capital, y como dice el dicho, donde manda capitán no gobierna marinero. Se han convertido incluso en los motores del mundo, son quienes determinan los ejes sobre los cuales gira la economía, pasando a ser más importantes que los Estados mismos.
Los derechos que tienen las empresas son en gran medida los mismos derechos que goza una persona física, pero la diferencia enorme que se percibe entre estos sujetos es que las corporaciones no tienen conciencia, y en ese sentido difícilmente podrán ver por el bien público, el bienestar social, y ni qué decir de procesar el daño que se causa y ha causado por la industrialización al medio ambiente que es un problema que en la actualidad nos ocupa, el cual se ha acentuado como lo es la contaminación, cambio climático, tierras infértiles para producir alimentos, etcétera.

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