martes, 23 de febrero de 2010

El señorío ¿de quién?

En el film “El señor de las moscas” resulta ser la historia de niños y adolescentes que por circunstancias ajenas a ellos, llegan a una isla en calidad de náufragos, sin que entre ellos se encuentre un adulto que se encargue de liderar sus actos, o bien con mayor experiencia en la vida; sólo se encuentran con los conocimientos que a sus cortas edades han adquirido.

Lo primero que podríamos pensar si imaginariamente nos ubicamos en una situación similar es ¿cómo sobrevivir? en un lugar donde prácticamente no hay tecnología a la cual nos hemos estado acostumbrando, y ya no digamos tanto, ¿cómo hacerlo donde aparentemente el alimento se tendrá que conseguir de forma no usual a la que estamos acostumbrados? A un grupo de niños-adolescentes, les preocupaba si podrían ser rescatados y cómo protegerse de los peligros ante el cual se encuentraban, porque claro sentían miedo, pero otra parte de ellos en busca del alimento tienden a cazar y se expresan en el sentido de que están en un lugar donde no sientían la presión de nadie como autoridad, por lo que entran en choque con la organización que un inicio intentó llevarse y así poder buscar la forma de ser rescatados. El diálogo y la forma civilizada de arreglar las cosas no funcionó, no hubo la misma disposición en todos para seguir reglas que bien podían haber experimentado si era funcional o no, la mayoría impulsado por el temor decidió seguir el uso de la fuerza.

Es interesante ver que muchas de las veces actuamos en aras del miedo, lo cual nos conlleva a realizar actos verdaderamente irracionales, no inteligentes o bien, previamente premeditados cuando se puede estar en ventaja de otro, es entonces cuando el poder se impone a través de la fuerza. Para sofocar el miedo, se construyen tótems, ritos, mitos, etcétera, en el caso que nos ocupa por el decir de otro se quedó la idea de que existía un ser temerario en la isla, por lo que en otro náufrago surge la idea de dar tributo para aplacar su ira, y acuerdan ofrendar alimento.

La naturaleza del ser humano es compleja, y más cuando estamos frente a lo que no podemos preveer, no sabemos cómo reaccionaremos en determinados supuestos, y es hasta entonces que podemos descubrir algo que ha estado oculto dentro de nosotros.

El derecho y el Estado, son construcciones sociales entre otras figuras, creados para dar seguridad, son formas que han surgido de forma civilizada en unos casos y en otros no, a las que hemos llegado y que se han aceptado tácitamente porque creemos que son formas en que podemos convivir unos con otros, sino de forma correcta, por lo menos con un mínimo de certeza que nos permite disfrutar de lo que la naturaleza misma nos da, así como de las relaciones de unos con otros. En el caso mostrado en “El señor de las moscas” predominó la naturaleza irracional del hombre: la fuerza, esto mismo ha sucedido en algunas partes del mundo, la ley del más fuerte sobre la del débil, como en la selva, así que no necesariamente lo racional es lo que hace la diferencia entre el hombre y el resto de la naturaleza, sino sus símbolos, la forma en cómo se desenvuelve en su interacción con el prójimo.

Como último, cabe preguntarse ¿a quién le asignamos señorío, o a quién se le reconoce, quién debe gobernar o dirigir en una comunidad, existe necesidad de que esto sea así? o ¿la barbarie es mejor?, en la película el miedo se convirtió en su señor, había que cuidarse de un supuesto ser y como uno dijo hay que hacer esto para esto otro, entonces las circunstancias favorecían el sentimiento de poder de uno. A la fecha lo que aparentemente ha “funcionado” considero, ha sido vivir bajo algún tipo de reglas, llámense de tipo jurídico, moral o religioso; menciono que el daño causado pudiera ser menor que vivir sin reglas, lo que no siempre es así, porque al hablar de religión por ejemplo, es un terreno espinoso que ha traído consigo la muerte de muchos en nombre de dios.

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